La Nueva Educación Pública es patrimonio de todos y una oportunidad histórica para Chile
La educación pública es un pilar fundamental en la construcción del país. Tiene el propósito y el potencial de generar oportunidades para la movilidad social, la formación integral de las personas y ciudadanos y la promoción de valores y principios esenciales para la convivencia democrática y el desarrollo sostenible. Es por esto una pieza clave para el progreso social, cultural y económico de Chile, algo sobre lo que existió un consenso desde los inicios de nuestra república.
En Chile, la municipalización decretada a inicios de la década de los ´80 cambió radicalmente el modelo educativo, provocando un deterioro creciente de la Educación Pública, disminuyendo su relevancia y generando la pérdida de confianza de miles de familias ante el abandono de escuelas, jardines y liceos públicos.
Lo anterior se refleja de manera dramática en la caída de la matrícula. Si en el año 1981 representaba cerca del 80% a nivel nacional, ya en el 2000 era un 54% y hoy es apenas un 37%. Esto contrasta con lo que ocurre en países desarrollados. Según cifras de la OCDE, el porcentaje de la matrícula en la educación pública supera el 80% en casi todos estos países, independiente de su modelo económico.
El desafío es enorme, especialmente en calidad. Los resultados educativos muestran que, si bien a nivel latinoamericano alcanzamos un desempeño relativamente bueno, puesto en perspectiva, estamos por debajo del promedio de los países de la OCDE. Sólo un 2% de todos nuestros estudiantes obtienen un alto rendimiento en las pruebas internacionales (PISA), versus un 12% promedio en la OCDE (esto incluye estudiantes del sector público, particular subvencionado y particular pagado). Nuestros mejores estudiantes apenas llegan al promedio de desempeño que logra el 10% de los estudiantes de más bajos resultados de Shanghái, teniendo un nivel de ingreso similar.
En ese contexto, hoy tenemos una oportunidad única –quizás la última- para constituir una educación pública que sea referente y que movilice la mejora de todo el sistema educativo en su conjunto. El año 2017 se aprobó, con apoyo transversal y por amplia mayoría, la Ley que crea la Nueva Educación Pública. Es por ello que creemos que este es un desafío que nos debe movilizar transversalmente como país, sin distinciones de ningún tipo.
Esta ley transfiere gradualmente la educación municipal a 70 nuevos Servicios Locales de Educación, dedicados exclusivamente a la tarea de desarrollar una gestión moderna con foco en la calidad y al apoyo y empoderamiento de todos los establecimientos del territorio. A fines de este gobierno se habrán creado 11 Servicios Locales a cargo de la educación de 181.000 estudiantes en 43 comunas. Asimismo, durante este gobierno quedará establecida la primera Estrategia Nacional de Educación Pública que dotará al sistema de propósitos y metas por los próximos 8 años. Esta herramienta, que trasciende los ciclos electorales, tiene como principal objetivo orientar la acción de los distintos gobiernos y de la propia institucionalidad de la educación pública.
La Nueva Educación Pública busca superar las carencias del sistema municipal y asumir los desafíos educativos del siglo XXI, jugando un rol estratégico en el desarrollo sostenible e inclusivo del país. Para esto, se han incorporado elementos innovadores que están en la base de su diseño, como el trabajo en red, el protagonismo de las comunidades, la participación social y la existencia de una Estrategia Nacional que la dote de visión de mediano y largo plazo.
El camino no es simple. Alcanzar sus objetivos requiere de capacidades técnicas, compromisos políticos y sociales sin ambigüedades. El éxito de la Nueva Educación Pública depende, en buena medida, de que sea entendida como una política de Estado y que cuente con un respaldo amplio y sostenido de todas y todos.
Necesitamos sumar nuestros esfuerzos y promover una conversación amplia sobre la importancia de la Nueva Educación Pública; apoyar su implementación, visibilizar los avances, buscar formas adecuadas para enfrentar los desafíos que surgen y entregar propuestas que respondan oportunamente a las mejoras que necesita el sistema y las comunidades para avanzar en el cumplimiento de sus objetivos. Las niñas, niños y adolescentes que hoy asisten a la educación pública no pueden seguir esperando.
La Nueva Educación Pública es una oportunidad histórica para recuperar un eje fundante de nuestra república y convertirla en un orgullo de nuestro país, con familias y comunidades empoderadas, colegios bien equipados, que ofrezcan una formación integral que motive a las y los estudiantes y les permita desplegar sus sueños. Sólo así podremos formar personas y ciudadanos capaces de conducir a Chile hacia el desarrollo del que tanto hablamos.
Los aquí firmantes, hacemos un llamado a líderes políticos, sociales y de opinión, académicos, comunidades educativas, representantes de la sociedad civil y ciudadanía en general, a sumarse para fortalecer y apoyar la Nueva Educación Pública. Chile nos exige que todas y todos contribuyamos con este proceso histórico.